Y Para terminar

Escritores se enredan en las redes sociales


X“Tengo salmorejo para cenar, con jamón y huevo duro picado. Y son las 21,15.


Una poderosa razón para despedirme por hoy. Gracias y un abrazo”. Quien despide la jornada con tan trivial y apetitosa anotación es Arturo Pérez-Reverte.

Los más de 20,000 lectores seguidores de su perfil en la red social Twitter pudieron así conocer el menú casero del escritor una noche de la pasada semana.

La actividad de Pérez-Reverte en la red social en la que cada participante relata lo que le ocurre, piensa o cena es febril. Además de servirse de ella para enlazar sus artículos y anunciar novedades, responde uno a uno a todos sus seguidores, aconseja a los novelistas en ciernes acerca de cómo conjurar el miedo a la página en blanco, comenta sus preferencias literarias e incluso cuenta chistes por etapas.


Twitter, Facebook, Tuenti, las redes sociales han convertido la red en un gigantesco e hiperadictivo patio de vecinos donde los nativos digitales se citan, se enamoran y, en ocasiones, se matan, donde las vidas se airean como sábanas celosas y donde el Gran Hermano gasta cara de adolescente con espinillas.

Escritores, editores, libreros, el mundillo literario en pleno está ahí, con mayor o menor fortuna. Los escritores españoles fueron apareciendo con cuentagotas, y descubrieron, primera a tientas y luego joviales e hiperactivos las posibilidades ilimitadas de la red social para la promoción de sus libros, como un sorprendente medio de creación literaria y, cómo no, para la satisfacción inmediata y procaz de su ego.

De hecho, los datos de las redes no hacen parecer descabellado preguntarse si acaso hay vida fuera de ellas... Facebook nació en Cambridge, Massachusetts, en 2004, como instrumento de ligoteo, y en 2010 suma 500 millones de usuarios activos.